
Te decía que a veces me sentía como flotando, entre renglones torcidos y sueños incipientes...
Cayendo desde la palabra al silencio, desde el silencio a la palabra. Distante a tu tímida apatía, a
tu mirada de perfil, a tu sonrisa expectante, insegura...
Te hablaba sin resignarme, en medio de una escena de imposibles, voluble y utópica de la
cadena de destinos cruzados...
Y tú, declinabas por la tarde, parecías cansado, opinabas que era más fácil vivir así, sin suerte, y
sin darnos nada a cambio. Que era más fácil borrar la memoria que asumirla de golpe, y yo
escuchaba tus tópicos sobre el amor y la música, descuidando mi atención poco a poco...
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Iba así, desviviendo cada instante con la pantalla de fondo de la decadencia, la ciudad estéril y los
largos paseos con las manos heladas... Desviviendo imágenes, rescoldos de la antigua creencia,a
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Iba así, desviviendo cada instante con la pantalla de fondo de la decadencia, la ciudad estéril y los
largos paseos con las manos heladas... Desviviendo imágenes, rescoldos de la antigua creencia,a
galope entre la acritud y la tristeza, con esa forma tuya y mía de decir las cosas...
Para después, leerme y saber que no me refiero a ninguna cosa nuestra, que la historia no tiene
más verdad que una parte, y el resto es ningunear la fantasía... Que lo de ahora, de estar
viéndote frente a frente, puede ser parte del mito, o producto de tu deseo...
Para después, flotar otra vez en este ambiguo estado, sopesando si no será mejor que no vuelva
a verte, o tú vuelvas a verme, o si, por el contrario, serás tú el que me despierte de la lejanía...
En cualquier caso, nunca se sabe cómo despedirse, es una situación semejante a tantas otras,
incómoda la mires como la mires, encauzar ese sigilo de los gestos, del mordaz adiós entre
Nosotros...
Siempre ocurre lo mismo.