La recta final

Elegir un reto requiere motivación. Cuando escoges lo que sueñas, nadie te garantiza que lo consigas, ni siquiera que has tomado el camino adecuado para su logro. No existe la fórmula exacta para triunfar: para tener talento necesitas nacer, pero para tener fuerza necesitas levantar más peso del que puedes imaginar... entrenando con habilidad y alegría... necesitas romper la barrera de tus miedos y andar por la franja desconocida del dolor, desafiándote constantemente, conjugando prudencia y valor...





Para mí el marcarme una meta es aprender a conocerme: mis límites y mis posibilidades, es también sentir emociones más fuertes, más altas... es aprender una disciplina con rigor, que luego me puede servir para el resto de problemas de la vida...



Cuando uno se enfrenta a la hora de la verdad, quedan dentro de la mente muy poquitas cosas... uno se acuerda de su convicción primera para hacerlo, y si es débil sabe que no llegará a buen puerto... después piensa en qué valor busca ganar con su término, y si no pone pasión, sabe que no alcanzará esa virtud.... por último "un héroe" necesita creer en sí mismo y, por tanto, que los demás crean en él... sólo quien siente los éxitos de los seres queridos como suyos propios, tendrá un corazón mejor armado para vencer...



Mis aliados esta vez pudieron con las adversidades: fueron la tenacidad y la compañía de los pensamientos necesarios, y la fe depositada en mí para llevarles una conquista compartida. Cuando se está a punto de tirar la toalla, se le cruzan flashes por la mente, imágenes de los momentos en que se divirtió sin darse cuenta, y olvidó la realidad por lo que estaba haciendo...



Cuando uno supera su destino, en la recta final, ve su futuro crecer, sus expectativas idealizarse más, y es tanto lo que se ve capaz de subir, que olvida su sufrimiento y entrega sus reservas a cambio de esa plenitud. Al contrario, conseguir un reto no deja un vacío, ni se piensa: ¿y ahora, qué?... tampoco llena un hueco... sólo significa recuperar la ilusión, realcanzar la sensación de empezar de cero, después de haberse vaciado por completo... y estar más ligero, para cargar la siguiente mochila de sueños...