lunes, 26 de marzo de 2007

El que pierde gana...

"En el viento asediado de vacío
vivo como una rama,
y en medio de enemigos sonrientes
mis manos tejen la leyenda,
crean el mundo espléndido,
esta vela tendida."

J. Cortázar


Intento ensamblar palabras prosaicas, a veces, pero pienso en verso, y cuando escribo cartas saco mi abecé de poesía y mis tópicos de siempre...



De niña, le temía como una vara verde a las redacciones, y las convertía en historias poéticas, o en teatrillos cómicos... Más de una vez he querido que me tragara la tierra cuando los han leído en clase y quedaba como la "sensiblera" de turno...




Pero, precisamente el otro día, al pasar cerca de mi colegio, que hacía siglos que no iba por allí, me entraron ganas de volver a escribir unos cuantos renglones seguidos, aunque sea un desastre.



Todo esto venía porque quería abordar un tema, que subyace en no querer escribir en prosa.
El miedo, el terror burlón, que aparece y desaparece como lo siniestro, sin referencia ni argumentos... Como las palabras, engarzadas en una frase que unos labios pronunciaron y se grabaron sin que tú lo supieras, y después vuelven susurrándote con el mismo tono nítido... Son esas partes de tu memoria que intentas esquivar y detener a toda costa, que no son cronológicas, ni sabes a qué tiempo o historia pertenecen... Forman parte de la leyenda, son gestos fríos, colores a los que tienes fobia, imágenes y rostros que se tornaron fantasmas o máscaras...



Esa angustia a veces te deja perpleja, sin recursos, sólo en el sueño se verbaliza con un lenguaje, un saco de sueños que llevas siempre como rémora, y que ahora, por fin, quieres purgar, aunque sea simplemente para ofrecer a los demás un amor descontaminado...


Ya no me escondo en lo veraz de mis palabras, como decía algún día, ahora soy consciente de ese pánico, de que la percepción de mis recuerdos es distinta a la de antes, pero algo no quiero que cambie. Antes escuchaba cantar los pájaros y ahora o ya no cantan o yo no los escucho, antes no reprimía el llanto contra la almohada, por simple capricho o desconcierto infantil, y ahora, aprieto los dientes para no hacerlo...




Las sonrisas de un día de primavera, la nueva dimensión del destino parcialmente soñado, o la conciencia de ser lo que siempre he sido, cubren muchas lagunas vacías que gobierna todavía el miedo... Pero, sobre todo creo que todavía repiquetean esas leccioncillas que poco hacen pensar: el miedo es irracional... Pues no creo que sea así, más bien creo que es un mal hábito y un acto consciente para cerrar los ojos y seguir adelante, porque esos instantes de ansiedad son cortos, aunque incómodos, y buscar su origen es hurgar en el dolor...




Pero compensa, por lo menos para mí, compartir esos silencios incómodos con alguien que conoce tu temor: tu corazón. Con él puedes compartir lo que sea, desesperación y euforia, sin hacer el ridículo ni ser enjuiciado. Con él, y con lo que él contiene, tesoros que sólo la mirada de un niño puede ver, tu mirada. Tu coraje y tu yo de afuera, que sacabas en la infancia, son tus armas para enfrentarlo. No tienes que ganar, solo aceptar que está ahí, y que no ha de interferir tanto en tus decisiones. Porque como un maestro en la vida me enseñó, el miedo, a la maldad, a la soledad, a la muerte... son signos inequívocos de la nobleza y humildad del corazón.






4 comentarios:

teatro, danza, música... dijo...

Hola lol..

Como siempre un placer leerte (sea en prosa o en verso). La verdad es que después de mi visita me siento más cerca de ti...y curiosamente he tenido tambien estos días una regresíon similar. Un encuentro con mi tutor del cole. No recordaba mi nombre pero si mi afición al teatro...y pensé que todo ha valido la pena. Ser la sensiblona, la redicha...porque ha quedado mi esencia en aquella aula. Mi ilusión y mi pasión por la palabra pisaron tan fuerte que la huella quedó incrustada en aquella pizarra...

Tu pasión tambien pisa fuerte y esa huella nos mancha a los que te visitamos aquí, en tu casa llena de verso...y ahora también con dulce de carta.

Sigue cocinándonos tu palabra...como quieras! pero sin temor. Que el miedo solo te sirva para sentir que tu corazón aun puede darse más prisa...y si viene, que venga! que tu pluma será la fuerza que lo espanta!!

un abrazo.

Lol V.Stein dijo...

Muchísimas gracias, Marina, de verdad..

La primera vez que leí tu blog me asombró la cantidad de cosas que tenía en común con tu forma de pensar, sentir y expresarte, por eso enseguida te escribí, porque casualidad o no, a veces ocurren estas cosas.. y ahora, por lo que tú me comentas veo que tu trayectoria y el camino de tu escritura ha seguido derroteros similares al mío, tú por tierras alicantinas y servidora por granadinas... me emociona que sea así porque es la prueba de que la palabra siempre une...

Ahora que me voy liberando de muchas ataduras que oprimían el fluir de mi letra, lo haré procurando ser más cercana a mí misma, y quizá soy verso y prosa en verso, de cualquier forma desde ahora prometo arrancar de mí el temor con la fuerza que me transmiten palabras y plumas como la tuya= la mía!!

besosss, Carmen

teatro, danza, música... dijo...

te recontesto solo para darte las gracias una vez mas por tus palabras..pero esta vez como debe ser...por tu nombre:

GRACIAS CARMEN!

Lol V.Stein dijo...

GRACIAS MARINA, eres un cielo!

bss